En la saga de introducción a la serie, no hubo pelea más importante que aquella que enfrentó al Pegaso con el Dragón. Ambos colisionan en la segunda ronda del Torneo Galáctico organizado por la Fundación Graude, que premiará al ganador con la armadura de oro de Sagitario.
En ese encuentro en donde la sangre sale a chorros, Seiya y Shiryu se enfrentan de igual a igual en una pelea en donde el Pegaso tiene todas las de perder. O al menos eso se da hasta que Seiya detecta una debilidad de Shiryu cada vez que ejecuta su golpe del Dragón Naciente. Al concretar su devastador ataque, Shiryu baja el puño y deja al descubierto un punto débil en su corazón. No solo eso, el poderoso escudo es destruido por una jugada hábil de Seiya.
La pelea entre ambos combatientes en sin cuartel, sus armaduras se hacen añicos durante la pelea y la vida de Shiryu corre riesgo hasta que literalmente Seiya lo devuelve a la vida, con un meteoro de Pegaso que termina forjando la amistad entre ambos para siempre.
SHIRYU VS ARGOL DE PERSEO
Con el Santuario en plena búsqueda de la armadura de Sagitario, los caballeros de bronce tuvieron que enfrentarse a nuevos rivales: los caballeros de plata entraron en acción para presentar nuevos desafíos, ya que su poder era de mayor rango.
En ese escenario, ningún caballero de plato representó un mayor desafío que Argol, el caballero de Perseo. El mismo que, haciendo uso de su propio escudo, convirtió en piedra a Seiya y Shun sin mayor problema. Por eso el único que podía hacerle frente era Shiryu, el dragón. En una pelea sangrienta, en donde Argol deja en claro su peligrosidad y el alcance de su ataque de Medusa, a Shiryu no le queda otra que recurrir a una medida desesperada: destruir sus propios ojos para no ser convertido en piedra.
En definitiva, la pelea contra Argol representa una de las primeras grandes historias épicas de la serie, marcando a Shiryu como el caballero del sacrificio y, al mismo tiempo, estableciendo una historia de ceguera que no tendría resolución sino que hasta el enfrentamiento en la casa de Cáncer.
SEIYA VS AIORIA DE LEO
En la historia de Los Caballeros del Zodiaco, Seiya siempre se instaló como el comodín. Aquel que siempre tenía la misión de enfrentarse a la amenaza definitiva y que, en el camino, era el primero en elevar su cosmos más allá de los límites que tenía junto a sus compañeros. Fue el responsable de comandar el ataque contra Ikki, el primero en enfrentarse a un caballero de plata y también el primero en alcanzar el séptimo sentido para lograr sortear la casa de Tauro.
Pero entre sus batallas 1 a 1, quizás la más recordada es aquella que debió concretar ante Aioria. Aunque el caballero de Leo fue el elegido del Santuario para reclamar la armadura de Sagitario en Japón, también fue el primero en reconocer a Saori como Athena, dejando inconcluso su enfrentamiento ante un Seiya que llegó a portar la armadura de Sagitario.
Una vez en el santuario, y dominado por el poder del Gran Maestro, Aioria queda transformado en una especie de zombie que no se detendrá hasta matar a su oponente. El tipo de poder de Leo, lo duro que es el desafío para Seiya a la hora de esquivar los ataques relámpago de Aioria y especialmente su final, con el sacrificio de Casios, marcan a una de las primeras grandes peleas de la saga del Santuario, ya que hasta ese momento solo el caballero de Cáncer había representado realmente un desafío.
IKKI VS SHAKA DE VIRGO
Considerada como una de las grandes peleas de la serie, Ikki es el responsable de confrontar a Shaka de Virgo, el caballero más cercano a Dios y quien no tiene problema alguno a la hora de despachar a Seiya, Shiryu y Shun. En la séptima casa del Santuario, el caballero del Fénix finalmente hace acto de presencia para confrontar a uno de los caballeros de oro más poderosos.
Uno de los elementos más llamativos del combate contra Shaka radica en lo llamativo de los ataques del Caballero de Virgo, quien no solo pelea a ojos cerrados, sino que también es dueño de un arma tan letal como el Tesoro del Cielo, que va despojando a su rival de cada uno de los sentidos. Con Ikki sufriendo probablemente más que cualquier otro caballero de bronce en la saga del santuario, ya que Shaka le da una verdadera paliza, la pelea es más excepcional por la forma en que se arma su resolución que por el intercambio de ataques.
El cierre de la pelea, con Shaka abriendo sus ojos e Ikki aprovechando la oportunidad para sacrificarse, representa uno de los momentos más recordados de la serie, ya que el Fénix a partir de ese momento se instala como el caballero destinado a salvar el día, a intervenir cuando toda esperanza parece perdida. Y así lo hace a partir de ese momento en la serie.
HYOGA VS MILO DE ESCORPIÓN
Durante gran parte de la saga del Santuario, Hyoga se instala como toda una decepción. El caballero del Cisne, que logra sortear las dos primeras casas sin tener grandes peleas, cae víctima de la trampa de Geminis y es teletransportado hasta la casa de Libra. En ese lugar, que los guardianes de Atenea creen vacío debido a que el viejo maestro de Libra se encuentra China, aparece por vez primera Camus de Acuario quien congela al caballero del Cisne.
no le queda otra que demostrar que puede estar al nivel de sus compañeros y salvar el día. De ahí que su gran primer encuentro recién se da en la novena casa, enfrentando a Milo de Escorpión, uno de los caballeros de oro con los ataques más llamativos, cortesía de la velocidad que implica su aguja escarlata.
En el combate contra Milo, aunque la resolución no termina en una derrota absoluta para el caballero de oro, sí da pie para que Hyoga finalmente logre alcanzar el séptimo sentido, algo que no lograba por sus sentimientos hacia su madre muerta. El cisne, perdiendo poco a poco sus sentidos, se enfrenta al poder de Antares y logra con su rayo de aurora alcanzar aquello que tanto le costo: ser digno de pelear junto al resto.
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